Un reactor biológico es un tanque donde se lleva a cabo la digestión biológica de los residuos orgánicos presentes en las aguas residuales. Se utilizan microorganismos para descomponer la materia orgánica y producir lodos que se separan del agua tratada.
Las plantas de tratamiento de aguas residuales por reactor biológico son altamente efectivas en la eliminación de contaminantes orgánicos. Pueden remover hasta el 90% de la materia orgánica presente en las aguas residuales.
Las plantas de tratamiento de aguas residuales por reactor biológico requieren de un mantenimiento regular para asegurar su eficiencia y prolongar su vida útil. Esto incluye el monitoreo de los niveles de nutrientes, pH, temperatura y oxígeno, la limpieza de los tanques y la revisión de las tuberías y equipos.
Las plantas de tratamiento de aguas residuales por reactor biológico son comúnmente utilizadas en industrias como la alimentaria, química, farmacéutica, papelera y textil, entre otras.
La principal diferencia entre un reactor biológico y un sistema convencional es que el primero utiliza microorganismos para descomponer los contaminantes orgánicos, mientras que el segundo utiliza procesos físicos y químicos. Los reactores biológicos son más eficientes y económicos en términos de energía y espacio, pero requieren de un control cuidadoso de las condiciones de operación para asegurar su efectividad.